El cerebro y el sueño.

 

Ilustración de un cerebro humano activo durante el sueño, con una persona dormida de perfil, el cerebro iluminado en tonos cálidos y una escena onírica de luna, estrellas y nubes sobre su cabeza.

 

Durante el día, el cerebro procesa miles de estímulos: conversaciones, imágenes, sonidos, emociones. Pero cuando cierras los ojos por la noche y caes en el sueño, lejos de apagarse, tu cerebro se sumerge en una actividad fascinante y misteriosa. ¿Qué ocurre en ese universo mental mientras duermes? ¿Por qué soñamos? ¿Tienen sentido nuestros sueños o son simples residuos mentales? La ciencia lleva décadas intentando responder a estas preguntas y cada descubrimiento abre una puerta nueva hacia la compleja relación entre el cerebro y los sueños.

Qué sucede en el cerebro mientras dormimos

Aunque tradicionalmente se ha pensado que dormir era un periodo de descanso completo para el cuerpo y la mente, hoy sabemos que el cerebro continúa trabajando intensamente durante el sueño. Utiliza este tiempo para realizar funciones esenciales, como consolidar recuerdos, procesar emociones, regenerar tejidos neuronales e incluso resolver problemas.

Durante el sueño se alternan varios ciclos que se repiten entre cuatro y seis veces por noche. Cada uno de estos ciclos incluye diferentes fases, que tienen efectos distintos sobre la mente y el cuerpo.

Las fases del sueño

El sueño se divide principalmente en dos grandes bloques: el sueño no REM y el sueño REM (por sus siglas en inglés, Rapid Eye Movement).

Sueño no REM: Esta fase representa aproximadamente el 75% del ciclo total. Se subdivide en tres etapas que van desde un sueño ligero hasta un sueño profundo. Durante esta fase el cuerpo se relaja, disminuye la actividad metabólica y se produce la reparación celular. Es clave para el descanso físico.

Sueño REM: Aparece por primera vez unos 90 minutos después de quedarnos dormidos y se repite varias veces a lo largo de la noche. Es en esta etapa cuando los sueños son más intensos y vívidos. A pesar de que los músculos del cuerpo están paralizados (un mecanismo evolutivo para evitar que actuemos nuestros sueños), el cerebro muestra una actividad comparable a cuando estamos despiertos.

¿Por qué soñamos?

Los sueños han sido objeto de interpretación desde tiempos remotos. En la antigüedad, se creía que eran mensajes de los dioses o visiones del futuro. Con el paso del tiempo, figuras como Sigmund Freud y Carl Jung intentaron explicar los sueños desde una perspectiva psicoanalítica, considerándolos reflejos del inconsciente.

Sin embargo, la neurociencia contemporánea plantea otras teorías. Una de las más aceptadas es que los sueños cumplen una función de “limpieza mental”: el cerebro reorganiza información, desecha estímulos innecesarios y refuerza conexiones neuronales útiles. Esta actividad podría estar relacionada con la consolidación de la memoria y el aprendizaje.

Otra teoría sugiere que los sueños ayudan a simular amenazas o situaciones sociales, actuando como un «entrenamiento virtual» evolutivo. Soñar con caer, escapar o discutir puede prepararnos emocionalmente para situaciones reales.

El papel del sueño en la memoria y las emociones

Una de las funciones más destacadas del sueño es su relación con la memoria. Numerosos estudios han demostrado que durante la noche, especialmente en las fases profundas del sueño no REM, el cerebro clasifica y almacena la información adquirida durante el día. Es como si revisara todos los archivos del día y decidiera qué guardar y qué descartar.

Por eso, después de una buena noche de sueño, es más fácil recordar datos o resolver problemas que parecían complicados el día anterior. Incluso los músicos, deportistas y estudiantes han notado que dormir bien mejora su rendimiento, como si el cerebro siguiera practicando mientras ellos descansan.

En el plano emocional, el sueño también actúa como una especie de regulador. Durante la fase REM, el cerebro procesa emociones intensas, reduce el impacto del estrés y ayuda a mantener el equilibrio emocional. De hecho, la falta de sueño está estrechamente relacionada con trastornos como la ansiedad y la depresión.

Curiosidades sobre el cerebro y los sueños

A pesar de los avances científicos, los sueños siguen siendo un terreno lleno de enigmas. Estas son algunas de las curiosidades más fascinantes sobre el tema:

  • Soñamos todas las noches: Aunque no siempre los recordemos, todas las personas sueñan cada noche, varias veces por ciclo de sueño.

  • Los sueños en blanco y negro existen: Aunque la mayoría de las personas sueñan en color, hay quienes aseguran ver sus sueños como una película antigua.

  • El cerebro “inventa” rostros: Aunque creamos ver caras desconocidas, en realidad nuestro cerebro solo utiliza rostros que ya ha visto en la vida real, aunque sea de forma fugaz.

  • El lenguaje de los sueños es simbólico: Algunas imágenes oníricas parecen no tener sentido, pero pueden representar emociones, recuerdos o temores disfrazados.

  • El cuerpo queda paralizado durante el sueño REM: Este mecanismo impide que actuemos físicamente lo que estamos soñando, lo que resulta clave para la seguridad durante el sueño.

Los trastornos del sueño y el cerebro

Cuando el sueño se interrumpe o se vuelve irregular, también lo hace la actividad cerebral. Trastornos como el insomnio, la apnea del sueño o el sonambulismo afectan directamente al funcionamiento del cerebro y, en consecuencia, a la memoria, el ánimo y la salud general.

El insomnio, por ejemplo, impide alcanzar las fases profundas del sueño, reduciendo la consolidación de recuerdos. La apnea del sueño provoca microdespertares constantes que interrumpen los ciclos y generan fatiga diurna. El sonambulismo, en cambio, ocurre durante el sueño no REM y pone de manifiesto cómo el cuerpo puede moverse mientras la conciencia permanece dormida.

Además, existen casos raros como la narcolepsia, en la que las personas pueden entrar directamente en fase REM durante el día, lo que genera alucinaciones y parálisis del sueño.

¿Se pueden controlar los sueños?

Algunas personas son capaces de practicar el llamado “sueño lúcido”, una experiencia en la que el soñador es consciente de que está soñando y puede incluso controlar lo que ocurre en el sueño. Este fenómeno ha sido estudiado por neurocientíficos y, aunque aún no se comprende completamente, parece estar relacionado con una activación parcial del córtex prefrontal, el área encargada del pensamiento consciente.

También hay quienes utilizan técnicas como la meditación o la escritura de un diario de sueños para recordar y explorar su contenido onírico, buscando pistas sobre su mundo emocional o inspiración creativa.

Un mundo que aún guarda secretos

El sueño sigue siendo uno de los mayores enigmas de la neurociencia. Aunque hemos aprendido mucho sobre las fases del sueño, las funciones del cerebro durante la noche y los efectos de los sueños en la memoria y las emociones, todavía queda mucho por descubrir.

Cada noche, el cerebro viaja por paisajes invisibles, construye historias imposibles y procesa emociones enterradas. En ese universo íntimo y silencioso, donde el cuerpo descansa pero la mente sigue despierta, tal vez se esconden las claves de lo que somos, lo que tememos y lo que anhelamos.

Contenido relacionado.