¿Por qué reímos? Un reflejo más complejo de lo que parece.
¿Te has preguntado alguna vez por qué reímos incluso en situaciones que no parecen especialmente graciosas? La risa es una de las expresiones más humanas y universales que existen. Está presente en todas las culturas del mundo y surge desde los primeros meses de vida. Pero más allá de ser una respuesta a lo cómico, la risa cumple funciones fisiológicas, sociales y emocionales profundas. En este artículo exploraremos por qué reímos, cómo funciona este curioso mecanismo en nuestro cuerpo y qué dice de nosotros como especie.
Un reflejo universal con raíces en la evolución.
Desde el punto de vista evolutivo, la risa tiene orígenes antiguos. Se ha observado que algunos primates también ríen —aunque de manera distinta a los humanos— durante el juego o cuando son cosquilleados. Esto sugiere que la risa apareció como una forma de comunicación no verbal mucho antes del lenguaje articulado. En su versión más primitiva, servía para indicar que una situación era segura, amistosa y libre de amenaza.
Los científicos creen que reír en grupo fortalecía los lazos sociales en las primeras comunidades humanas. De hecho, todavía hoy solemos reír más en compañía que a solas, y no siempre como respuesta a algo especialmente gracioso. La risa social funciona como un pegamento invisible que favorece la cohesión del grupo.
Qué ocurre en el cuerpo cuando reímos.
Reír implica la participación de múltiples sistemas del cuerpo al mismo tiempo. Se activan al menos quince músculos faciales, los pulmones se vacían rápidamente de aire en pequeñas ráfagas, el diafragma se contrae y el ritmo cardíaco se acelera levemente. Todo este proceso es coordinado por distintas regiones del cerebro, especialmente la corteza prefrontal, el sistema límbico y áreas relacionadas con el lenguaje.
Lo interesante es que el cuerpo no distingue entre una risa «auténtica» y una «simulada». Incluso si fingimos la risa, podemos obtener parte de sus beneficios fisiológicos: reducción del estrés, liberación de endorfinas, mejora en la oxigenación de la sangre y relajación muscular.
¿Por qué reímos ante lo absurdo?
Uno de los grandes misterios es por qué reímos ante lo inesperado o lo absurdo. El humor juega aquí un papel clave. La teoría de la incongruencia sugiere que reímos cuando algo rompe una expectativa de forma inesperada pero inofensiva. Un chiste, por ejemplo, establece una premisa que luego se subvierte de forma sorprendente. Nuestro cerebro, al detectar esa incongruencia, responde con una carcajada.
Además, el humor permite abordar temas difíciles —como la muerte o el sufrimiento— desde una distancia emocional. La risa se convierte entonces en una herramienta para sobrellevar la ansiedad, elaborar traumas o criticar normas sociales sin confrontación directa.
Las diferentes formas de risa.
No todas las risas son iguales. Hay risas espontáneas, forzadas, nerviosas, contagiosas, sarcásticas… Cada una tiene un tono y una función distinta. Las risas genuinas, conocidas como «risas de Duchenne», implican una activación simultánea de los músculos cigomáticos (que elevan la comisura de los labios) y los músculos orbiculares (alrededor de los ojos). Este tipo de risa es difícil de fingir y suele asociarse a emociones positivas reales.
Por otro lado, la risa social puede emplearse como estrategia de cortesía, para suavizar tensiones o incluso como señal de sumisión. En contextos sociales complejos, saber cuándo y cómo reír es parte del lenguaje no verbal que nos ayuda a navegar las relaciones humanas.
El poder contagioso de la risa.
Un fenómeno curioso es que la risa es tremendamente contagiosa. Basta con oír a alguien reírse para que nuestro cuerpo quiera imitar esa reacción. Este efecto se debe en parte a las neuronas espejo, células cerebrales que nos permiten empatizar con las emociones ajenas.
En entornos grupales, este contagio emocional se amplifica. Estudios han demostrado que las personas que ven una comedia en grupo tienden a reír más y con mayor intensidad que quienes la ven solas. Es como si nuestro cuerpo buscara sincronizarse con el ambiente emocional del grupo para sentirse integrado.
Beneficios físicos y psicológicos.
Reír no solo nos hace sentir bien: tiene efectos medibles sobre la salud. Reír con regularidad puede reducir los niveles de cortisol (la hormona del estrés), fortalecer el sistema inmunológico, disminuir la presión arterial e incluso aliviar el dolor gracias a la liberación de endorfinas.
A nivel psicológico, la risa mejora el estado de ánimo, promueve el pensamiento creativo y ayuda a cambiar la perspectiva ante situaciones difíciles. Incluso en entornos médicos, se ha utilizado la risa como terapia complementaria para mejorar la calidad de vida de pacientes con enfermedades crónicas.
La risa en la ciencia y la medicina.
El interés por entender por qué reímos ha llevado al nacimiento de disciplinas como la gelotología, el estudio científico de la risa. A través de experimentos de neuroimagen y estudios psicológicos, los investigadores están desentrañando cómo el cerebro procesa el humor y qué diferencias hay entre personas en la forma de reír.
Además, existen programas de risoterapia que se aplican en hospitales, escuelas y empresas con el objetivo de fomentar el bienestar emocional a través de dinámicas de grupo basadas en la risa. Aunque no sustituyen a la medicina tradicional, muchas de estas iniciativas han demostrado mejorar la resiliencia, la comunicación interpersonal y el clima laboral.
Cuando la risa se convierte en un síntoma.
Aunque reír es saludable, en algunos casos puede ser síntoma de una alteración neurológica. Trastornos como la epilepsia gelástica provocan episodios de risa incontrolable sin razón aparente. También ciertas lesiones en el cerebro pueden generar risas inapropiadas o fuera de contexto.
Estos casos son raros, pero muestran que la risa, como cualquier función cerebral, puede desregularse y ofrecer pistas sobre el estado de salud del sistema nervioso. Por eso, entender los mecanismos de la risa no solo es útil para el bienestar, sino también para el diagnóstico clínico.
Una herramienta humana esencial.
En resumen, entender por qué reímos nos abre una ventana al funcionamiento de nuestra mente y nuestras relaciones sociales. Lejos de ser un simple acto reflejo, la risa es un fenómeno complejo, con profundas raíces biológicas y una enorme relevancia cultural.
Reímos para conectar, para sanar, para entender lo absurdo y también para sobrevivir. En un mundo cada vez más acelerado, reír sigue siendo un acto radicalmente humano que nos recuerda la importancia de parar, compartir y disfrutar el momento. Y tal vez, eso sea lo más serio que podamos hacer.