El pararrayos: cómo Benjamín Franklin domesticó el rayo.

 

Representación realista de un pararrayos desviando un rayo durante una tormenta eléctrica.

 

En una época en la que los rayos eran considerados castigos divinos, un invento surgido del ingenio humano permitió por primera vez controlar la electricidad del cielo. El pararrayos, ideado por Benjamín Franklin en el siglo XVIII, no solo salvó incontables vidas y edificios, sino que marcó el inicio de la ciencia eléctrica moderna. Su historia es un ejemplo perfecto de cómo la observación, el pensamiento crítico y la valentía pueden transformar la comprensión del mundo.

El contexto: miedo y superstición ante las tormentas.

Durante siglos, los rayos fueron objeto de temor. Se creía que eran manifestaciones de la ira divina, y muchos edificios, especialmente iglesias, eran frecuentemente destruidos por incendios provocados por descargas eléctricas.

En ese entorno de superstición, pocos se atrevían a estudiar el rayo desde una perspectiva científica. Pero Benjamín Franklin, un polímata estadounidense, tenía una idea revolucionaria: los rayos eran una forma de electricidad.

El experimento de la cometa.

En 1752, Franklin llevó a cabo uno de los experimentos más famosos de la historia. Durante una tormenta eléctrica, voló una cometa con una llave metálica atada al cordel, buscando probar que las nubes estaban cargadas eléctricamente.

Cuando vio que la llave emitía chispas, comprendió que había demostrado su hipótesis: el rayo y la electricidad eran el mismo fenómeno. Aunque se desconoce si lo hizo realmente en persona, este experimento se convirtió en símbolo de la osadía científica.

⚠️ Hoy se sabe que replicar ese experimento es extremadamente peligroso y puede ser letal.

El nacimiento del pararrayos.

A raíz de este descubrimiento, Franklin diseñó un dispositivo que pudiera desviar la energía de un rayo antes de que causara daño. El pararrayos consiste en una barra metálica colocada sobre un edificio, conectada a tierra mediante un conductor. Cuando el rayo cae, la electricidad sigue el camino del metal y se disipa en el suelo, evitando que atraviese el edificio.

La sencillez y eficacia del diseño hizo que pronto se instalara en edificios de todo el mundo. No solo redujo significativamente los incendios, sino que cambió la relación del ser humano con el fenómeno eléctrico.

Rechazo inicial y aceptación posterior.

Aunque muchos científicos reconocieron el valor del invento, hubo resistencia. En algunas regiones, especialmente en Europa, se consideraba sacrílego “interferir” con la voluntad divina. No obstante, con el paso del tiempo y tras numerosos casos en los que el pararrayos salvó vidas y estructuras, su uso se generalizó.

En Francia, incluso el rey Luis XVI ordenó la instalación de pararrayos en varios edificios públicos. Pronto, se volvió un símbolo de progreso y racionalidad frente al miedo y la superstición.

Franklin, mucho más que inventor.

Benjamín Franklin no solo inventó el pararrayos. Fue diplomático, impresor, científico, filósofo y uno de los padres fundadores de los Estados Unidos. Su enfoque empírico y su capacidad para conectar ideas lo convirtieron en una de las figuras más influyentes del Siglo de las Luces.

Gracias al pararrayos, Franklin fue reconocido en todo el mundo científico de su época. Fue nombrado miembro de la Royal Society británica y recibió múltiples premios y distinciones.

El legado del pararrayos.

Más de dos siglos después, el pararrayos sigue siendo una herramienta esencial para la seguridad eléctrica. Su principio se utiliza en torres de telecomunicaciones, centrales eléctricas, aviones e incluso naves espaciales.

Pero más allá de su utilidad práctica, el pararrayos simboliza el momento en que el ser humano pasó de temer a la naturaleza a entenderla y utilizar el conocimiento para protegerse de ella.


❓Preguntas frecuentes.

¿Quién inventó el pararrayos?.
Benjamín Franklin lo ideó en 1752 tras estudiar el comportamiento eléctrico de las tormentas.

¿Cómo funciona un pararrayos?.
Canaliza la energía del rayo hacia el suelo mediante una estructura metálica, evitando daños al edificio.

¿Se siguen usando hoy en día?.
Sí, con adaptaciones modernas, se utilizan ampliamente en infraestructuras críticas para evitar daños por rayos.

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