El permafrost y las amenazas ocultas del deshielo.

 

Fotografía realista de un paisaje de permafrost derritiéndose con grietas visibles en el suelo ártico.

 

Bajo la superficie de las regiones más frías del planeta existe una capa de suelo congelado conocida como permafrost. Aunque invisible, este hielo antiguo cumple un papel crucial en la estabilidad climática de la Tierra. Sin embargo, el calentamiento global lo está debilitando, y su deshielo trae consigo amenazas ambientales, sanitarias y geológicas que apenas comenzamos a comprender.

¿Qué es el permafrost?.

El permafrost es una capa de terreno que permanece congelada durante al menos dos años consecutivos. Puede estar compuesto por tierra, rocas, hielo y materia orgánica, y se encuentra principalmente en regiones como Siberia, Alaska, Canadá, Groenlandia y el Ártico.

En algunos lugares, el permafrost puede tener cientos de metros de profundidad y conservar restos de plantas, animales y microorganismos atrapados durante miles de años.

Un inmenso almacén de carbono.

Uno de los aspectos más preocupantes del permafrost es que actúa como un almacén natural de carbono. Durante milenios, ha atrapado dióxido de carbono (CO₂) y metano (CH₄), dos potentes gases de efecto invernadero. Se estima que el permafrost contiene el doble de carbono que la atmósfera actual.

Cuando el permafrost se derrite, la materia orgánica atrapada se descompone, liberando estos gases a la atmósfera y acelerando el cambio climático en un ciclo de retroalimentación peligrosa.

Deshielo, infraestructuras y ecosistemas.

El deshielo del permafrost no solo representa un problema climático. Muchas infraestructuras construidas sobre suelo congelado —como carreteras, oleoductos, aeropuertos o edificios— se vuelven inestables cuando el terreno pierde su firmeza. Ciudades como Norilsk o Yakutsk en Rusia ya han sufrido daños estructurales por este motivo.

Además, el deshielo altera ecosistemas enteros. El drenaje del agua cambia, los ríos se desbordan o desaparecen, y se pierde hábitat para animales como el buey almizclero, el caribú o el zorro ártico.

Virus antiguos y riesgos sanitarios.

Uno de los efectos más inesperados del deshielo del permafrost es la liberación de microorganismos antiguos. En 2016, un brote de ántrax en Siberia se atribuyó al deshielo de una antigua tumba de renos infectados, liberando esporas bacterianas tras décadas congeladas.

Investigadores han encontrado virus y bacterias prehistóricas que permanecen viables tras miles de años. Aunque no todos son peligrosos, algunos expertos advierten que podrían surgir enfermedades para las cuales no tenemos defensas ni tratamientos actuales.

Medición y seguimiento del permafrost.

Los científicos monitorizan el permafrost mediante satélites, estaciones meteorológicas, sensores subterráneos y modelos climáticos. Gracias a esto, se ha podido observar que su temperatura ha aumentado significativamente en las últimas décadas.

Uno de los estudios más importantes es el GTN-P (Global Terrestrial Network for Permafrost), coordinado por el Servicio Geológico de los Estados Unidos y organizaciones internacionales. Este monitoreo es clave para anticipar sus efectos y planificar políticas de mitigación.

¿Qué se puede hacer?.

Detener el deshielo del permafrost requiere frenar el calentamiento global. Reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, proteger los ecosistemas boreales y adoptar energías renovables son acciones fundamentales.

Además, es necesario diseñar infraestructuras adaptadas a entornos cambiantes, preparar protocolos sanitarios ante posibles brotes infecciosos y aumentar la inversión en investigación ártica.

Una advertencia enterrada en el hielo.

El permafrost no es solo una reliquia del pasado geológico de la Tierra. Es también un centinela silencioso que nos alerta sobre las consecuencias profundas del cambio climático. Su deshielo no solo transforma paisajes helados, sino que puede afectar de forma directa a la atmósfera, la salud humana y la estabilidad global.

Comprender sus dinámicas es crucial para anticipar un futuro donde los efectos del calentamiento ya no estarán bajo nuestros pies, sino por encima de nuestras cabezas.


❓Preguntas frecuentes.

¿Dónde se encuentra el permafrost?.
Principalmente en el Ártico, Siberia, Canadá, Groenlandia y partes de Alaska.

¿Qué riesgos tiene su deshielo?.
Liberación de gases de efecto invernadero, inestabilidad del terreno, y posibles brotes sanitarios por microorganismos antiguos.

¿Se puede frenar el deshielo del permafrost?.
Solo reduciendo el calentamiento global y las emisiones contaminantes se puede ralentizar el proceso.

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